sábado, 31 de diciembre de 2011

Saber de música

Disfrutar de la música. Kristine Forney y Joseph Machlis. Traducción de Alfredo Brotons Muñoz. Akal, Madrid, 2011. 768 páginas + 2 CD (100 ejemplos musicales en mp3). 90 euros.

Uno de los principales obstáculos que muchos encuentran a la hora de acercarse a la llamada música clásica se asienta en un prejuicio muy extendido: eso es cosa de entendidos, hace falta saber (de) música... Pero, ¿qué es saber (de) música? ¿Tener conocimientos de historia, de teoría, tocar un instrumento, leer una partitura...? La música ha acompañado siempre al hombre, y durante milenios nadie se hizo ese tipo de preguntas. Es cierto que en Occidente la práctica musical culta se ha convertido en una actividad altamente especializada. Pero para disfrutar de la música no se necesita ser un intérprete virtuoso, como para gozar de un Van Gogh no hace falta haber concebido antes una teoría de colores.

John Ruskin escribía hace más de cien años: "Pedimos al arte que fije lo huidizo, que plasme lo incomprensible, que dé cuerpo a lo que no tiene dimensiones y que inmortalice las cosas efímeras. El verdadero fin del gran arte es lo infinito y lo maravilloso, que el hombre puede constatar sin comprender y amar sin saberlo definir". Hay un componente en las obras de arte que para ser captado no precisa del pensamiento reflexivo. Una mezcla de intuición y sensibilidad permite a millones de personas en el mundo gozar con una fuga de Bach o un nocturno de Chopin sin saber ni siquiera lo que significan esas palabras.

Esta reivindicación de la intuición no supone desdeñar el conocimiento de los fundamentos musicales, de los entresijos y el contexto de la creación como forma de incrementar el disfrute. Conocer la forma de una pieza musical, la motivación de su escritura o las características de su estilo pueden ayudar a penetrar en ella y a gozar más durante su escucha. En la bibliografía española existen muchas guías que pretenden justamente esto: ofrecer herramientas para una escucha más activa. Akal acaba de publicar la mejor de todas las que conozco.

Disfrutar de la música es una obra que se publicó por primera vez en Estados Unidos en 1955 con un éxito extraordinario, hasta el punto de que se ha reeditado nueve veces. Es la décima edición, aparecida en 2007, la que ahora Akal ofrece al aficionado castellanoparlante. Y lo hace de forma espectacular, con el cuidado característico de la editorial madrileña en traducción, impresión e ilustraciones. La obra incluye unos primeros capítulos en los que se explican con sencillez algunos conceptos teóricos y se plantea luego como una historia de la música guiada, repleta de ejemplos comentados (que remiten a dos cedés adjuntos), cuadros y gráficos de diverso tipo, que le dan un notable valor didáctico. El glosario y el índice analítico de los apéndices favorecen que nadie se pierda por sus casi 700 páginas. Destinada en origen al público estadounidense, quizá la única objeción (menor) que quepa hacerle es que a partir de 1900 (se incluyen capítulos dedicados al jazz, el rock y la música de cine) la perspectiva se americaniza en exceso, quedando las vanguardias europeas en discreto segundo plano. Una publicación muy útil para todo tipo de melómanos, no importa lo que sepan de música.
[Diario de Sevilla. 24-12-2011]

sábado, 24 de diciembre de 2011

Otra vuelta a Haydn

[La OBS con Christophe Coin durante la grabación del disco]
Reciente aún su Premio Nacional de Música, la Orquesta Barroca de Sevilla acaba de poner en circulación dos nuevas referencias discográficas. La segunda de ellas (por orden estricto de salida al mercado), inscrita dentro del proyecto Atalaya y dedicada a quien en el siglo XVIII fuera maestro de capilla de la Catedral de Sevilla durante casi cuarenta años, el barcelonés Pedro Rabassa, será presentada próximamente y entonces habrá tiempo de dedicarle unas líneas. Pero para la expansión internacional del nombre de la orquesta acaso tenga más importancia la primera, un trabajo excepcional con el que la OBS vuelve al compositor con el que hizo sus primeras armas discográficas, Joseph Haydn (qué lejanas quedan ya aquellas Siete palabras publicadas por el sello Lindoro).

La comparación entre ambos registros es oportuna porque sirve para apreciar el camino recorrido por el conjunto en poco más de una década, ese que justifica de sobra su prestigio actual y sus galardones. Primero, en los aspectos puramente materiales, como el diseño del producto final o la toma de sonido, que han pasado de lo primario a lo excelente. Segundo, y más importante, en la propia entraña musical: si aquella grabación servía para presentar a un conjunto entusiasta, brioso y competente, que mostraba una potencialidad de crecimiento indudable, esta ofrece ya el perfil de un grupo maduro, asentado, con un fraseo que se ha hecho de una exquisitez soberbia, un empaste irreprochable y una calidad individual por atriles que no tiene nada que envidiar a ningún conjunto europeo de sus mismas características.

El trabajo con Christophe Coin, uno de los grandes especialistas actuales en Haydn, ha hecho que la OBS encuentre un perfecto punto de equilibrio entre la redondez sonora y el dramatismo musical, entre la conjunción de las partes y la excitación de los contrastes. En materia de articulación, fraseo y ataques no se encuentra aquí la incisiva extremosidad de algunos de los grupos alemanes más activos y reconocidos en este repertorio (Barrocos de Friburgo, Akademie de Berlín), sino una visión mucho más moderada, que integra la tradición apolínea de las orquestas clásicas con los claroscuros y la teatralidad que aportaron desde los 80 los conjuntos historicistas, sin perder de vista ni la naturaleza superficialmente apacible de estas músicas ni su variada y honda trama de recursos antiguos y modernos manejados por el compositor.

El repertorio incluido en el CD es otra de las importantes bazas que juega la OBS, pues estas sinfonías de Haydn, que incluyen partes obligadas para violonchelo, las número 13, 31 y 36 de su catálogo, escritas casi con total seguridad entre 1762 y 1765, no son demasiado comunes en el repertorio de los conjuntos especializados. Son obras en las que los principios concertantes están muy presentes, lo que permite no solo el lucimiento de un Christophe Coin de esplendoroso sonido, cálido y profundo, sino también el del concertino, Pablo Valetti esta vez, el de la flauta, Guillermo Peñalver, o el de los trompistas, nada menos que cuatro para la muy peculiar Sinfonía nº13.
[Diario de Sevilla. 10-12-2011]


FRANZ JOSEPH HAYDN (1732-1809): SINFONÍAS CON "VIOLONCELLO OBBLIGATO" 13, 31 Y 36
Orquesta Barroca de Sevilla (concertino, Pablo Valetti)
Solista y director: Christophe Coin

1. Sinfonía nº13 en re mayor Hob.I.13
2. Sinfonía nº31 en re mayor Hob.I.31
3. Sinfonía nº36 en mi bemol mayor Hob.I.36
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OBS PROMETEO OBS-005 (Diverdi) [75'08'']
Grabación: Octubre de 2010


Haydn: Finale (Moderato molto) de la Sinfonía nº31. [10'09''] OBS. Coin.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Crónicas giennenses 2011

[Antigua Carnicería de Baeza. Detalle de la fachada]
El Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza ha cumplido su decimoquinta edición en espectacular estado de forma que, me temo, no será repetible en el futuro, al menos en el más cercano. Dudo mucho que el año que viene (y los siguientes) su director Javier Marín vaya a contar con el presupuesto de esta vez y con la generosa aportación tanto del Centro Nacional de Difusión Musical del INAEM como de un proyecto provincial que tiene como objeto la conmemoración del octavo centenario de la batalla de Las Navas de Tolosa, lo que le ha permitido tramar en este año una programación densa y de altísima calidad. Quizá haya que marcar una raya, como con las aguas de las riadas en los pueblos: hasta aquí llegó el FMAUB en el otoño de 2011.

Estuve como otros años unos días en Jaén disfrutando, en compañía de algunos amigos que allí encontré, de un clima estupendo, una gastronomía exquisita y unos conciertos magníficos. Llegué a Baeza el sábado 3 a mediodía con tiempo para asistir a la actuación de Fahmi Alqhai, que cerraba así su participación en un Curso de Interpretación de viola da gamba que la UNIA (Universidad Internacional de Andalucía) organizó dentro del Festival. El recital tuvo lugar en el Paraninfo de la Antigua Universidad, justo al lado del aula de Antonio Machado, que enseñan a los visitantes como una estampa congelada en el tiempo. Alqhai ha ido refinando con los años los programas que ofrece en solitario y hasta Baeza trajo un Improvising through the spirit of gambo que es un bien trabado recorrido por las posibilidades del instrumento, que parte cronológicamente de Tobias Hume y deriva en Jimi Hendrix, después de pasar por Gaspar Sanz, Marin Marais o El cant del ocells, dedicado emotivamente a la memoria de Montserrat Figueras.

Por la noche, en el Auditorio del Hospital de Santiago de Úbeda actuaban la Capella de Ministrers de Carles Magraner y el Coro de la Generalidad valenciana en un programa dedicado a Tomás Luis de Victoria, que el grupo lleva moviendo desde hace más de un año (grabación incluida) y era una de las contribuciones del CNDM al Festival. Un Victoria con instrumentos (demasiada flauta para mi gusto), cantado y tocado con intensidad, en versiones descarnadas, con algunas irregularidades, pero que mostró que hoy por hoy el coro valenciano es, aun en versión reducida, de los mejores de España. Visión atenta a la horizontalidad de la música, a los choques de timbres, algo diferente a lo que suele oírse en este repertorio.

El domingo 4 al mediodía había un concierto del grupo de Eduardo Paniagua en el Museo de la Batalla de Las Navas de Tolosa, situado en la localidad de Santa Elena en Despeñaperros. No pude asistir porque el programa de actividades era muy denso y no podía permitirme estar cuatro días sin trabajar. Salí en cualquier caso a dar un paseo algo después de la 1 de la tarde y tuve la suerte de pasar por delante de la Iglesia de la Santa Cruz en el momento en que el Ensemble Organum ensayaba. Como el templo estaba abierto al público me senté y escuché un rato, hasta que una amable señorita vino a sacarme de mis ensoñaciones avisándome de que en aquel justo momento la iglesia se cerraba al visitante y yo me había quedado solo. Puse mala cara, pero fue sin querer.

[Ensemble Organum en Sta. Cruz]
Por la tarde, la actividad se trasladaba en efecto a Baeza, con un concierto en el Auditorio de las Ruinas de San Francisco a cargo del conjunto La Chimera, cuyo titular podría ajustarse bien, como variación, a aquel poema de Mario Benedetti que cantó Serrat: Los (in)formales y el frío. Informal el programa: Del tango argentino al madrigal italiano: Buenos Aires madrigal (del que hay grabación). Frío el que se pasó allí dentro, todos sentaditos durante una hora y pico. Hay calefacción, pero hace mucho ruido y se quita durante los conciertos... El espectáculo era original en su fusión de elementos, pues a una instrumentación barroca típica (violines, violas, guitarras, laúdes) se sumaba un bandoneón, que participaba aportando color en las obras antiguas, de igual modo que las violas sonaban con los tangos. Los solistas vocales eran la argentina Susanna Moncayo, a la que no conocía, y el barítono Furio Zanasi, que se destapó como un muy buen intérprete de tangos, incluida una correctísima pronunciación española con acento porteño. El problema del concierto fue que funcionó mucho mejor la parte argentina, que además era considerablemente más amplia, que la antigua. Si El día que me quieras resultó muy atractivo fundido con el Chiome d'oro de Monteverdi y en el Tu se'morta del Orfeo, Zanasi mostró lo mejor de su sentido de la frase y de la retórica, hubo demasiada rutina en el resto de las piezas cantadas y los madrigales interpretados instrumentalmente resultaron de insufrible sosería.

A las 23.59 estaba programado esa misma noche el concierto del Ensemble Organum en la iglesia de Santa Cruz en una de las iniciativas más originales, y finalmente más exitosas, del festival de este año, estas citas nocturnas para la conmemoración anticipada del octavo centenario de la batalla de Las Navas de Tolosa. El estreno tuvo el característico toque Organum: cuarteto vocal (Sicot, Candau, Tavernier, Pérès) deambulando por distintos espacios de la pequeña iglesia románica para interpretar un repertorio de canto llano y primitivas polifonías extraídas de manuscritos procedentes de San Marcial de Limoges, Moissac y Santiago de Compostela (el Congaudeant Catholici del Calixtinus). El estilo, el de siempre, orientalista: personalidad perfectamente reconocible de cada voz, emisiones irregulares, floridas ornamentaciones, disonancias... todo muy expresivo y muy intenso.

[Órgano de San Andrés de Baeza]
A mediodía del lunes 5 había programado un apetitoso recital de Lorenzo Ghielmi en el órgano de la iglesia de Santa María del Alcázar y San Andrés de Baeza. El instrumento, construido originalmente hacia 1780, posiblemente por Fernando Antonio de Madrid,  fue incluido, por su buen estado de conservación, en el plan Andalucía Barroca y restaurado en 2007 por el taller de Gerhard Grenzig. La sonoridad del órgano es espléndida: la trompetería horizontal, tan característica de los órganos ibéricos, suena con espectacular nitidez, los flautados son muy delicados y los registros de lengüeta graves muy sugerentes. Ghielmi, en maestro total, hizo buen uso de todos los recursos del instrumento con un programa muy variado, de Sweelinck a Cabanilles, Frescobaldi y Storace (brillantísima su Spagnoletta). El cierre, con el impresionante Praeludium, Fuga & Postludium de Georg Böhm (casi con total seguridad, maestro de Bach en Lüneburg) quedó resonando en mis oídos durante un buen rato.

Por la noche había que volver a Úbeda, pero esta vez no al Hospital de Santiago sino a la imponente Sacra Capilla del Salvador, espacio privado vinculado a la Casa Ducal de Medinaceli, donde se celebraba el segundo concierto dedicado a Tomás Luis de Victoria programado a través del CNDM. El Ensemble Plus Ultra de Michael Noone presentaba un programa mariano (muy propio del tiempo político que vivimos, pues), que incluía entre otras obras una misa policoral (Ave Regina a 8). Noone ha ido registrando en los últimos años una importante colección de música de Victoria en el sello Archiv gracias a la financiación de la Fundación Caja Madrid. Universal Spain acaba de publicarla completa en una muy mona cajita que contiene los 10 cedés. La interpretación de Noone y su grupo tiene todas las virtudes del proverbial sonido británico: afinación impecable, empaste perfecto, brillo, claridad, redondez... y también sus defectos, que se sustancian en una cierta impersonalidad tímbrica que conduce a la asepsia expresiva. Todo el mundo salió en cualquier caso levitando, y lo cierto es que ese estilo interpretativo aplicado a la gran polifonía renacentista provoca de forma generalizada ese efecto en la inmensa mayoría de los aficionados. Yo lo disfruté, porque es casi imposible no gozar de esa música majestuosa, pero prefiero versiones que den más importancia a la individualidad de los timbres, más horizontales, más terrenales.

A medianoche se repetía la experiencia del día anterior, pero esta vez en un espacio singular, la bautizada como Sinagoga del Agua, también un Úbeda, un recinto descubierto en 2007 durante unas obras para la construcción de bloques de viviendas y que ha sido restaurado y puesto en valor. El espacio, que puede visitarse desde 2010, incluye varias salas, entre ellas la del Mikveh o baño ritual, según nos explicaron uno de los pocos que se conservan en Europa. El concierto tuvo lugar en lo que debió ser la propia sinagoga y contaba con Begoña Olavide y su grupo Mudéjar que, en formación de trío (a Olavide se unieron Giovannello de Genaro y Ramiro Amusategui) ofrecieron un recorrido por romances sefardíes conservados en el Magreb. La tendencia a la medievalización de este repertorio, que se ha conservado en recopilaciones y cancioneros muy tardíos, es habitual, y aquí tuvimos una nueva muestra, con uso de instrumentos típicos de la Edad Media (laúd, salterio, fídula) y técnicas de vocalización de indudable vinculación con el Mediterráneo oriental. Al final, pasada la una de la madrugada, nos dejaron visitar todas las salas, incluso con guía. Fue bonito.

Al día siguiente, desayuno y viaje. Hacer coincidir la visita con el Festival de Música Antigua me parece especialmente acertado, pero si no, cualquier época del año es buena para conocer estas dos preciosas ciudades de Jaén, auténtico oasis renacentista en la barroca o islámica Andalucía. Además, uno puede encontrarse con Antonio Machado por las calles del pueblo, y hasta compartir un banco...

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Acampada en el Real

[Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny de Kurt Weill en el Teatro Real. © Javier del Real]
De las cuatro óperas compuestas a finales de los años 20 sobre textos de Bertolt Brecht, Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny es, junto a La ópera de los tres centavos, la obra de Kurt Weill (Dessau, 1900 - Nueva York, 1950) que más interés despierta en nuestros días. Estrenada en marzo de 1930, Mahagonny forma parte de un conjunto de títulos escritos por diversos compositores (Hindemith, Krenek, el propio Weill) en la Alemania de Weimar contra el hedonismo consumista generado en la posguerra, aquellos felices años 20 que sirvieron como plataforma para catástrofes aún mayores de las que le precedieron. El crack del 29, con su gran depresión adherida, es posterior al texto de Brecht. Su crítica corrosiva (e ingenua) se lanza pues contra el sistema capitalista en su fase expansiva, no contra los efectos de la crisis.

Con Mahagonny (en versión inglesa) Gérard Mortier hizo su presentación oficial en el Teatro Real, ya que se trata de la primera producción propia del coliseo madrileño bajo su dirección. El intendente belga la puso en manos de Alex Ollé y Carlus Padrissa, esto es, La Fura del Baus, que enfatizaron, si ello es posible, el carácter antisistema de una obra que es en sí pura metáfora de un régimen social corrupto, que aquí se quiere fundado sobre la misma podredumbre, pues la ciudad se levanta sobre un estercolero. La puesta en escena de La Fura prescinde esta vez del componente tecnológico y las proyecciones de vídeo a los que recurren últimamente con frecuencia, para profundizar en la dirección de actores. Las soluciones teatrales del grupo catalán funcionan especialmente bien en el segundo acto, cuando se representa el resurgir ficticio de la ciudad apoyado en los placeres sensuales (comida, bebida, sexo, lucha), y se hacen algo más previsibles en el final, cuando tras la condena que marca bien la demagogia de Brecht (Jim MacIntyre condenado a tres días de cárcel por matar a un amigo y a muerte por beber tres botellas de whisky sin pagarlas), la escena se puebla de una masa humana con pancartas que parecen adelantar las acampadas antisistema de los últimos meses. El mensaje anticapitalista, centrado en la crítica del dinero y las falsas libertades que procura, resulta tan primario y simplista como de costumbre. En eso, sin duda, la vigencia de la obra es absoluta.

A las tópicas obviedades del texto hay que sumar la música reconocible de un Weill tan elemental y hábil con ritmo y melodía como siempre. Lo mejor de la función es la dirección tensa y aristada del granadino Pablo Heras-Casado, que en su debut a lo grande en el Real enaltece la obra otorgándole un tono no lejano al del expresionismo. Del elenco, destacan el encanto, entre lo ligero y lo lírico, de Maesha Brueggergosman y el canto oscuro y noble de Willard White. Jane Henschel, Donald Kaasch, Michael König, John Easterlin, Otto Katzmaier y Steven Humes completan con nota el reparto. Un espectáculo sólido, que ha sido exportado con éxito al extranjero.
[Diario de Sevilla. 3-12-2011]


KURT WEILL (1900-1950): RISE AND FALL OF THE CITY OF MAHAGONNY
ópera en tres actos con libreto de Kurt Weill, traducido al inglés por Michael Feingold

Jane Henschel, mezzosoprano (Leocadia Begbick)
Donald Kaasch, tenor (Fatty, el procura)
Willard White, bajo (Trinity Moses)
Measha Brueggergosman, soprano (Jenny Smith)
Michael König, tenor (Jim McIntyre)
John Easterlin, tenor (Jack O'Brien / Tobby Higgins)
Otto Katzmaier, barítono (Bill, la hucha)
Steven Humes, bajo (Joe, lobo de Alaska)

Orquesta y Coro del Teatro Real
(Orquesta Sinfónica de Madrid - Coro Intermezzo)
Director musical: Pablo Heras-Casado

Directores de escena: Alex Ollé y Carlus Padrissa (La Fura del Baus)
Escenografía: Alfons Flores
Vestuario: Lluc Castells
Iluminación: Urs Schönebaum

Producción del Teatro Real de Madrid

Director de vídeo: Andy Sommer

Subtítulos en inglés, español, francés y alemán
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DVD BEL AIR BAC067 (Harmonia Mundi) [138']
Grabación: Septiembre de 2010