sábado, 25 de febrero de 2012

Klemperer en Berlín

[Otto Klemperer]
Cuando Hitler llegó al poder, Otto Klemperer (Breslau, 1885 - Zúrich, 1973) tenía 48 años y era uno de los más importantes directores de la Alemania del momento. En los cuatro años que estuvo al frente de la Krolloper berlinesa (desde 1927 hasta el cierre del teatro en 1931), Klemperer se había significado como un apoyo sólido de los modernistas, ofreciendo primicias [y reestrenos] de Schoenberg, Hindemith, Krenek, Janacek y otros compositores a los que los nazis tildaron enseguida de degenerados, por lo que el músico, de familia judía, entendió que había llegado el momento de poner un océano de por medio y se exilió a los Estados Unidos.

Tras el ocaso hitleriano, Klemperer volvió a Europa para convertirse en Director General de la Música de Budapest, desde donde retomó el contacto con la cultura de su país, dirigiendo un par de veces a la Filarmónica de Berlín en 1948 (no volvería a hacerlo hasta 1954), pero sobre todo trabajando a menudo con la Orquesta RIAS, fundada en 1946 en el sector americano de la ciudad y rebautizada en 1956 como Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín. Su primer concierto con la RIAS lo abrió con la suite del ballet Nobilissima Visione de Hindemith, todo un símbolo de su rechazo al reciente pasado alemán. Audite publica ahora esa suite de Hindemith en una versión de estudio de 1954 como parte de un impecable álbum de cinco discos que recoge una serie de grabaciones que Klemperer realizó con esta orquesta entre 1950 y 1958.

La colección es muy interesante porque marca entre otras cosas el paso de Klemperer a su estilo directorial de madurez, mucho más reposado, concentrado, denso, a veces hasta lo marmóreo, que el de su juventud, que era más chisposo, alígero y afilado. A ese estilo tardío daría aún Klemperer alguna vuelta de tuerca: basta comparar la Heroica de Beethoven aquí incluida (registro en vivo de marzo de 1958) con la mítica grabación para EMI del año siguiente, mucho más lenta, monumental y trascendente. De la misma sesión provienen otros dos Beethoven, una elegante Sinfonía nº2 y una muy directa e impactante Obertura Egmont. La versatilidad en el de Bonn era especialidad del maestro, lo que confirma la adusta pero lírica Pastoral y el dramático Concierto para piano nº3 de 1954.

Todo el Mozart que se incluye aquí (Sinfonías 25, 29, 38, Serenata Notturna, obertura de Don Giovanni) está grabado en 1950 y es de una ligereza, una claridad y una frescura que a alguno puede sorprender y que sólo retrocede episódicamente en algunos pasajes de articulaciones poco ágiles (el arranque de la Sinfonía nº29 suena por ejemplo demasiado pastoso). Completa la oferta una de Mahler grabada en vivo en 1956 en una versión que tiene un arranque agitado, urgente, nervioso, pero que se va serenando para alcanzar en el Ruhevoll un lirismo de delicadísima poesía y en el final, que canta con algún problema al principio Elfride Trötschel, una luminosidad catártica. En definitiva, se ofrece aquí un perfil revelador de un momento crucial en la carrera de uno de los más señeros maestros de la batuta del siglo XX.
[Diario de Sevilla. 21-01-2012]


OTTO KLEMPERER. RIAS RECORDINGS. 
Berlin, 1950-1958
Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín (1)
Orquesta Sinfónica RIAS (2)
Director: Otto Klemperer

CD 1
Ludwig van Beethoven (1770-1827):
1. Sinfonía nº2 en re mayor Op.36 (1) [29-3-1958]
2. Sinfonía nº6 en fa mayor Op.68 Pastoral (2) [15-2-1954]

CD 2
Ludwig van Beethoven:
1. Obertura Egmont Op.84 (1) [29-3-1958]
2. Sinfonía nº3 en mi bemol mayor Op.55 Eroica (1) [29-3-1958]

CD 3
1. Ludwig van Beethoven: Concierto para piano nº3 en do menor Op.37 (2) [15-2-1954]
[Hans-Erich Riebensahm, piano]
Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791):
2. Serenata para orquesta nº6 en re mayor KV 239 Serenata Notturna (2) [21/22-12-1950]
3. Obertura de Don Giovanni KV 527 (2) [19-12-1950]
4. Sinfonía nº25 en sol menor KV 183 (137 dB) (2) [20-12-1950]

CD 4
Wolfgang Amadeus Mozart:
1. Sinfonía nº29 en la mayor KV 201 (186a) (2) [20-12-1950]
2. Sinfonía nº38 en re mayor KV 504 Praga (2) [22/23-12-1950]

CD 5
1. Gustav Mahler (1860-1911): Sinfonía nº4 en sol mayor (2) [12-2-1956]
[Elfride Trötschel, soprano]
2. Paul Hindemith (1895-1963): Nobilissima visione (suite) (2) [15-2-1954]
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5 CD Audite 21.408 (Diverdi) [78'23'' - 59'03'' - 70'25'' - 47'18'' - 74'12'']
Grabaciones: 1950-1958


Beethoven: Obertura Egmont [9'20''] Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín. Klemperer (1958)

viernes, 17 de febrero de 2012

Shostakovich en USA

[Dmitri Shostakovich]
El miércoles pasado por la noche escuché a Alberto González Lapuente un extraordinario programa en Radio Clásica sobre la visita de Shostakovich a los Estados Unidos en 1949.

Aquí el podcast:





lunes, 13 de febrero de 2012

Kurt Cobain vs Franz Schubert

Ayer, motivado por este artículo, escuché por primera vez en mi vida este disco. Reconozco que lo hice con la curiosidad un tanto malsana de comprobar si realmente "era para tanto", ya que el reseñista se hacía retóricamente esa misma pregunta y se respondía sin circunloquio alguno con un "Sí" rotundo, mondo y lirondo. Y eso no solo aplicado a este disco, sino también a este otro. Era para tanto. Luego aparecía por ahí el adjetivo "sublime", lo que me hizo ponerme en guardia, pero lo que me desarmó definitivamente fue la afirmación, tan rotunda y lironda como la otra, que cerraba el artículo. Era esta:

"No por nada Kurt Cobain está en el Olimpo junto a los más grandes".

Antes de seguir, quizá deba aclarar que aunque mi trabajo está relacionado con la música que llaman "clásica" no tengo ningún prurito ni complejo de superioridad con respecto a otros estilos musicales, que disfruto a menudo de canciones de rock o de pop y que conocía por supuesto a Nirvana y a su líder (me gusta mucho por cierto la película que le dedicó Gust Van Sant, que comenté en su día por aquí). Más allá aún, no me cabe duda de que en el mundo del pop y del rock ha habido y hay músicos excelentes, artistas en el sentido más restrictivo del término, cierto que dedicados fundamental y casi exclusivamente a escribir breves melodías acompañadas. Pero es que yo soy un gran amante del género de la canción, así que no tengo ningún reparo en reconocer que los pocos minutos de una cancioncilla (de cualquier época) pueden tocar mi fibra con tan honda sensibilidad como una gran obra sinfónica o camerística. Otra cosa es que, en términos estrictamente musicales, sean comparables, pero en fin, ese es un tema delicado y complejo, en el que no entraré por ahora.

Andaba diciendo que me picaba la curiosidad de esa sentencia tan aparentemente incontrovertible, y deseaba comprobarla por mí mismo. He de admitir, a mi pesar, que Nirvana me cogió ya un poco mayor, y aunque tenía más o menos idea de por dónde iba su estilo y alguna canción que otra me iba sonando a medida que escuchaba, Nevermind no lo había oído entero, al menos conscientemente, jamás. Lo hice con gusto, no voy a negarlo, pero de mi cabeza no terminaba de desaparecer ese Olimpo (de músicos, interpreto) al que se había incorporado Cobain para hacer compañía a los más grandes. Y como esta semana ando con Schubert me paré un segundo a imaginarlos a los dos juntos (pues no tengo la menor duda de que Miguel López-Neyra también considera al vienés un grande de la música), hablando de contrapunto, inversiones, hexacordos, intervalos enarmónicos, bajos de alberti, ritmos lombardos y esas cosas de las que hablan los músicos cuando se juntan. Y entonces me saltó la duda: ¿resisten la comparación? No ya Cobain con Schubert (o Josquin, Victoria, Monteverdi, Bach, Vivaldi, Haendel, Mozart, Haydn, Beethoven, Ockeghem, Dufay, Verdi, Schumann y unos 2000 nombres más que podrían ocurrírseme ahora mismo), sino cualquier músico dedicado a escribir canciones pop con un músico de los llamados clásicos.

No voy ni siquiera a entrar en el terreno de la calidad, aunque para mí (y esto es algo muy personal, claro está), el Nevermind de Nirvana al lado de algo como el Winterreise, causa un efecto parecido al que tendría la barca de Chanquete junto al FLNG. Pero ya digo que ni siquiera me apoyaré en un juicio que, en efecto, puede ser subjetivo. Mejor buscar algo objetivo como término de comparación: para valorar el peso real en el mundo de la música de uno y otro (ambos compañeros del Olimpo) basta con fijarse en una cosa tan prosaica como la de los números. Así que busqué en la red cuántas canciones pudo haber compuesto Kurt Cobain. La respuesta la hallé en un foro de fanáticos: aunque no terminaban de ponerse de acuerdo, la cosa al parecer oscila entre 53 y 231. Cojamos sin rubor la más alta.

Kurt Cobain murió a los 27 años, un mes y 18 días habiendo escrito 231 canciones.

Franz Schubert murió a los 31 años, 9 meses y 19 días habiendo escrito, según la cifra más aceptada hoy, 634 canciones (algunas de ellas en versiones diferentes, por lo que el número real quizá tuviera que aumentarse un poco). Claro que además escribió aproximadamente una docena de óperas y otras obras teatrales (y dejó fragmentos y esbozos de otras tantas), 6 misas completas, unos 40 motetes, partes de misa y otras obras sacras, algo más de 30 piezas corales profanas (incluidas cantatas y algún oratorio) para voces mixtas, unas 100 obras corales profanas para voces masculinas, 27 obras corales profanas para voces femeninas o sin especificar, 8 sinfonías, otras 15 obras orquestales entre oberturas, rondós y conciertos, 15 cuartetos de cuerda, 2 (+1) tríos con piano, una decena de obras para violín (solo y con piano) entre sonatas, sonatinas, fantasías, variaciones y danzas, un quinteto con piano, un quinteto de cuerdas, una sonata para arpeggione y piano, dos octetos (uno de vientos), un noneto de vientos, más un número difícil de precisar de otras obras (oberturas, adagios, danzas...) hasta rozar las 60 piezas de cámara, 11 grandes sonatas para piano, más otras tantas fragmentarias, y fantasías, impromptus, fugas, variaciones, klavierstücke, etc. hasta un total de unas 80 piezas para piano solo (danzas, que suman más de 200, al margen), a lo que habría que añadir unas 50 piezas para piano a cuatro manos.

Vale que Schubert vivió cuatro años más que Cobain, pero ¡cómo le cundieron! Aparte de que a nadie se le escapa que no es lo mismo escribir una melodía con un acompañamiento que un cuarteto de cuerdas, una sinfonía, una misa o una ópera.

Para terminar quizá sea interesante recordar que Cobain se suicidó de un tiro en la cabeza, para lo que solo hace falta tener dinero y/o la oportunidad de conseguir el arma. Schubert tuvo tiempo incluso para morirse de sífilis.

domingo, 12 de febrero de 2012

El clave y la vida

[Richard Egarr. © Marco Borgrevve]
Fallecido como Mozart y Purcell mediada la treintena, Louis Couperin (c.1626-1661) merecería figurar como ellos en el panteón escogido de los compositores más ilustres de la Europa moderna, y ello a pesar de que jamás publicó una obra en vida y de que la mayor parte de su música preservada está destinada a un solo instrumento, el clave, del que puede considerarse uno de los más personales y refinados cultivadores de la historia. Miembro de una saga musical que arranca a finales del siglo XVI y se extiende al menos hasta la muerte en 1826 de Gervaise-François, su sobrino-bisnieto, Louis ha estado siempre algo a la sombra de su sobrino François, conocido como Couperin el Grande, cuya importancia en la fusión de los estilos nacionales a principios del XVIII ha sido convenientemente resaltada y difundida.

La música de Louis Couperin está marcada por la tradición francesa de la escritura para tecla, que en su época representaba a la perfección Jacques Champion de Chambonnières, quien se convirtió muy pronto en su mentor, pero sobre todo por el encuentro en 1652 con Jakob Froberger, quien influiría decisivamente en su estilo. En 1653 fue nombrado organista de Saint-Gervais, uno de los puestos más importantes y mejor pagados de la capital francesa, y poco después entró a servir en la corte de Luis XIV como intérprete de viola da gamba, al parecer una elección que habría hecho el propio Chambonnières, con el fin de prepararlo como su sucesor de intérprete de espineta en la corte, un relevo que la muerte acabaría frustrando, pues el maestro sobrevivió una década entera al aventajado alumno.

La principal fuente en la que se ha conservado la música para clave de Louis Couperin es el conocido como manuscrito Bauyn, una copia póstuma de 133 de sus piezas. El manuscrito Parville incluye 50 de estas mismas piezas y otras cinco nuevas. Otro manuscrito, en manos privadas desde 1958, incluye al parecer hasta tres movimientos más que nunca se han hecho públicos. Es todo ese corpus formado principalmente por preludios y aires de danza (sobre todo, alemandas, correntas y zarabandas, pero también gavotas, gigas, chaconas, minuetos, rigodones y hasta canarios) el que ahora Richard Egarr ha grabado en esta integral para Harmonia Mundi que ocupa cuatro cedés y más de cinco horas de música.

La agrupación de las piezas en forma de suites es meramente anecdótica. Lo que importa es cómo el gran clavecinista británico ha hecho suya esta música que, confiesa, le ha acompañado toda su vida: todo fluye con una flexibilidad y una naturalidad exquisitas, especialmente en las obras mayores, esos geniales preludios sin medida, esas apabullantes chaconas o el famoso Tombeau de M. Blancrocher, en los que el color armónico, la melodía, la disonancia se funden en un fraseo de una elegancia superlativa, controlados hasta los últimos matices agógicos, explotados al límite los recursos de los instrumentos (copias de un anónimo francés y un Ruckers del XVII): los sonidos respiran, cantan, bailan, te conquistan con cada giro, en cada cadencia.
[Diario de Sevilla. 14-01-2012]


LOUIS COUPERIN (C.1626-1661): PIÈCES DE CLAVECIN
The complete harpsichord works

Richard Egarr, clave (copia de Ruckers, 1638 (A); copia de un anónimo parisino, posiblemente Jacquet, 1652 (B), ambos fabricados por Joel Katzmann en 1991 y 1995 respectivamente)

CD 1
Suite en do mayor (A)
10. Prélude
15. Allemande
16. Courante
18. Courante
20. Sarabande
23. Sarabande
25. Sarabande
26. Chaconne
Suite en do mayor (B)
11. Prélude
126. Allemande Le Moutier (Chambonnières). Double (Couperin)
17. Courante
19. Courante
21. Sarabande
22. Sarabande
24. Sarabande
27. Passacaille
Suite en do mayor (B)
9. Prélude
28. Sarabande
29. Menuet
131. Gavotte (Lebègue). Double (Couperin)
127. Rigaudon & Double
Suite en do menor (A)
128. Prélude
30. Allemande La Précieuse
31. Courante
32. Sarabande
33. Gigue
34. Chaconne La Bergeronnette
Suite en re mayor (A)
2. Prélude
58. Allemande
59. Courante
60. Sarabande
61. Gaillarde
62. Chaconne

CD 2
Suite en re menor (B)
1. Prélude
35. Allemande
37. Pièces de trois sortes de mouvements
38. Courante
42. Courante
43. Courante
44. Sarabande
45. Sarabande
46. Sarabande
47. Sarabande en canon
52. Canaries
53. Volte
57. Chaconne La Complaignante
Suite en re menor (B)
36. Allemande
39. Courante
40. Courante
41. Courante
48. Sarabande
49. Sarabande
50. Sarabande
56. Sarabande
51. Sarabande
124. Gavotte
122. Gigue
54. La Pastourelle
55. Chaconne
Suite en mi menor (A)
14. Prélude
63. Allemande de la Paix
64. Courante
65. Sarabande
Suite en fa mayor (A)
12. Prélude
66. Allemande
71. Courante
74. Sarabande
73. Branle de Basque
77. Gaillarde
79. Gigue
78. Chaconne

CD 3
Suite en  fa mayor (A)
13. Prélude
67. Allemande grave
68. Courante
69. Courante
70. Courante
71. Sarabande
72. Sarabande
75. Sarabande
76. Gigue
80. Chaconne
81. Tombeau de M. Blancrocher
Suite en sol mayor (B)
129. Prélude
82. Allemande
84. Courante
85. Courante
86. Courante
87. Sarabande
89. Chaconne
Suite en sol mayor (B)
83. Allemande
90. Courante
91. Courante
92. Courante
88. Gaillarde
Suite en sol menor (B)
4. Prélude
93. Allemande
94. Courante
95. Sarabande
96. Chaconne ou Passacaille
Suite en sol menor (A)
3. Prélude
97. Sarabande
98. Passacaille
Suite en sol menor (A)
5. Prélude
121. Chaconne

CD 4
Suite en la menor (B)
6. Prélude à l'imitation de Mr. Froberger
100. Allemande
104. Courante
106. Courante
109. Sarabande
125. Gavotte (Hardel). Double (Couperin)
Suite en la menor (B)
7. Prélude
99. Allemande
103. Courante
107. Sarabande
Suite en la menor (B)
101. Allemande L'Amiable
102. La Piémontoise
105. Courante La Mignonne
108. Sarabande
110. Sarabande
111. Menuet de Poitou et son Double
Suite en la mayor (B)
8. Prélude
112. Courante
113. Sarabande
114. Gigue
Pavane en fa sostenido menor (B)
Suite en si menor (A)
115.. Allemande
116. Courante
117. Sarabande
Suite en si bemol menor (B)
118. Allemande
119. Courante
Les Carillons de Paris (B)
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4 CD HARMONIA MUNDI HMU 907511.14 [78'35'' - 76'08'' - 79'33'' - 65'58'']
Grabación: Abril de 2009 y Febrero de 2010


Louis Couperin: Chaconne en sol mayor [5'42''] Richard Egarr

miércoles, 1 de febrero de 2012

Rosas de sutileza

[Rosas y Graindelavoix en Cesena]
Desde que hace poco más de un lustro grabara su primer disco para Glossa, el conjunto belga Graindelavoix se ha convertido en una de las referencias insoslayables de la música antigua en Europa. Su forma de afrontar la interpretación del canto llano y las polifonías primitivas tenía un claro precedente en las maneras de Marcel Pérès y su Ensemble Organum, pero aplicar las técnicas ornamentales y de emisión orientalistas y de los machicots, típicas del grupo de Pérès, a los grandes maestros de la escuela franco-flamenca de los siglos XV y XVI (Ockeghem, De la Rue, Agricola) era sin duda un atrevimiento que a nadie dejó indiferente.

Acostumbrado a bregar con la música tradicional, el fundador y líder del grupo, el etnomusicólogo Björn Schmelzer, busca voces que aporten algo más que un trabajo académica y técnicamente competente. Su obsesión radica en integrar la personalidad individual de cada cantor, su timbre particular, sus instintos naturales a la hora de emitir, articular y ornamentar los sonidos, en un todo en el que se prima la intensidad, la emoción, el gesto, y en el que la música antigua no se usa como objeto de vitrina museística, sino como algo vivo, palpitante, que vale por lo que se oculta tras una primera mirada o una primera escucha más o menos convencionales.

Esa preocupación por el componente gestual llevó a Schmelzer a colaborar con Rosas, el grupo de Anne Teresa De Keersmaeker, una de las más prestigiosas compañías de danza contemporánea de nuestros días. Este CD es el resultado musical de aquel proyecto conjunto, que, coreografiado por la propia De Keersmaeker, se presentaba como continuación de anteriores producciones de la compañía: Cesena anuncia el nacimiento del día en un espectáculo en el que diecinueve bailarines y cantantes se mezclan en escena, dialogando entre ellos mediante el lenguaje corporal y la música del ars subtilior, una escena en la que los bailarines cantan y los cantantes bailan.

Lamentablemente, el CD de Glossa no recoge la parte visual del proyecto, pero la musical, que se subtitula Canciones para papas, príncipes y mercenarios (c.1400), consigue sin duda la conmoción que Schmelzer busca. Graindelavoix se presenta en formación de nueve cantantes (casi la mitad, españoles: Olalla Alemán, Albert Riera, Tomás Maxé, Antoni Fajardo), con el complemento de las voces de tres de los bailarines de Rosas, para sumergirse en el alambicado, refinadísimo y complejo repertorio de motetes, canciones y rondós de los maestros sutiles. Aunque el núcleo de la selección se centra en el Códice Chantilly, de donde salen piezas como la enigmática y poderosa Fumeux fume par fumée de Solage, hay también obras de Ciconia, de los Códices Mancini y de Turín, e incluso una canción tradicional serbia, que sirve de simbólico punto de contacto entre dos mundos en teoría ajenos, pero aquí funcional y expresivamente hermanados.
[Diario de Sevilla. 7-01-2012]


CESENA: SONGS FOR POPES, PRINCES AND MERCENARIES (C.1400)

Graindelavoix
Olalla Alemán y Eurudike De Beul, superius
Ives Van Handenhove, Albert Riera, Marius Peterson y Lieven Gouwy, tenor
Tomás Maxé, Antoni Fajardo y Thomas Vanlede, bassus
con la colaboración de: Haider Al Timini, Natej Kejzar y Julien Monty
Director: Bjorn Schmelzer


1. Anónimo (Codex Chantilly, Ms 564): Pictagore per dogmata / O terra sancta / Rosa vernans
2. Philipoctus de Caserta (fines siglo XIV): Espoir dont tu m'a fayt partir
Solage (?-d.1403):
3. Corps femenin
4. Fumeux fume par fumée
5. Philipoctus de Caserta: Par les bons Gedeon et Sanson
6. Anónimo (Codex Chantilly, Ms 564): Inter densas / Imbribuis irriguis
7. Matheus de Sancto Joanne (fines siglo XIV): Science n'a nul annemi
8. Galiot (fines siglo XIV): En attendant d'amer
9. Johannes Ciconia (c.1370-1412): Le ray au soleil
10. Jacob Senleches (ss.XIV-XV): Fuions de ci
11. Anónimo (tradicional serbio): Cujes li me Majko
12. Jean Hanelle (c.1380-d.1436): Hodie puer nascitur / Homo mortalis firmiter
13. Anónimo (Codex Chantilly, Ms 564): Adieu vous di
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GLOSSA GCD P32106 (Diverdi) [71'47'']
Grabación: Agosto de 2011


Galiot: En attendant d'amer. [8'03''] Graindelavoix. Bjorn Schmelzer

En attendant d'amer la douce vie
fait doulz espoir labour estre plaisance,
dangiers, refus de tout l'amant desfie.


Ayns grant espoir forment au cuer le lie
pour guerroijer contre toute gravance.