lunes, 14 de marzo de 2011

Bach frente al mito

[Akademie für Alte Musik Berlin. © Matthias Heyde]
A Bach le sorprendió la muerte en el verano de 1750 mientras trabajaba en la impresión de una amplia colección de piezas instrumentales. Fue su hijo Carl Philip Emanuel y un amigo de la familia, Johann Heinrich Schübler, quienes se hicieron responsables de terminar la edición, que se publicó al año siguiente. En la última página, una fuga triple queda inconclusa justo con la aparición del tema BACH (si bemol, la, do, si natural en la notación germánica). Al pie, Emanuel anotaba: "Fue escribiendo esta fuga, en la cual el nombre de BACH aparece en el contrasujeto, cuando murió el autor".

La cita del hijo se usó rápidamente para todo tipo de leyendas, que se multiplicaron durante el Romanticismo hasta construir con ella todo un mito: la del genio muerto con los dedos aún manchados de tinta, luchando hasta el último suspiro con su más formidable criatura, sin poder domeñarla del todo. Las modernas investigaciones musicológicas han desvelado que la realidad fue mucho más prosaica: la obra estaba completamente terminada, pero en el proceso de edición se perdió la última hoja.

Fuera de un modo o de otro, lo cierto es que El arte de la fuga, que así se títuló finalmente la colección (sin que esté claro que la denominación fuera original del viejo Bach), se consideró mucho tiempo el gran testamento del músico, pero incluso esta idea debe ser matizada, pues hoy se sabe con certeza que en 1742 el maestro tenía ya completada una parte de la obra. Como la publicación se hizo por voces separadas, el mito alcanzó también a considerar que en realidad se trataba de una obra teórica y puramente especulativa, que Bach no había escrito para su interpretación, sino para su lectura. Algunos detalles desvelan sin embargo que El arte de la fuga fue escrito sin duda para teclado.

En cualquier caso, el tipo de escritura bachiana, herencia de la clásica polifonía renacentista a cuatro voces, permite interpretaciones con instrumental diverso. La obra se compone de cuatro cánones y catorce fugas escritas a partir de un sencillo tema en re menor: cuatro fugas simples, tres con respuestas invertidas, dos dobles, dos triples y dos en espejo más la fuga inacabada, que puede que en origen fuera concebida como cuádruple.

La Akademie für Alte Musik de Berlin ha colocado los cánones dividiendo cada una de las secciones y ha dejado para el final la fuga incompleta tal cual quedó en la edición princeps. En la tradición de Hespèrion XX o Concerto Italiano, su versión orquestal se presenta con muy diversas combinaciones instrumentales e incluye maderas junto a la cuerda, lo que la separa de la de Musica Antiqua Köln, solo con cuerdas, con la que sin embargo conecta por su espíritu de radical indagación en la estructura de cada pieza, que penetra con un lenguaje extraordinariamente articulado, acaso no tan aristado como el del grupo de Goebel, pero con la misma obsesiva voluntad de clarificar el tejido polifónico.
[Diario de Sevilla. 12-03-2011]


JOHANN SEBASTIAN BACH (1685-1750): DIE KUNST DER FUGE
Akademie für Alte Musik Berlin

1. Coral Aus tiefer Not de la Cantata BWV 38
2. Die Kunst der Fuge BWV 1080
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HARMONIA MUNDI HMC 902064 [77'41'']
Grabación: Octubre 2009


Bach: Contrapunctus 18 de El arte de la fuga. [9'27''] Akademie für Alte Musik Berlin

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