[Uri Caine. © Robert Lewis] |
[Paradise-Spring. Mamiko Takayanagi] |
Hay aquí ecos rítmicos vinculados al universo del jazz, juegos tímbricos y melodías que se encabalgan y cruzan por sorpresa incrustando este trabajo en la trayectoria de Caine, pero el lenguaje atonal y disonante, el encrespamiento de los arcos apuntan al terreno, tan habitualmente expresionista, del Arditti. Son, se ha dicho ya, doce caprichos para piano y clásico cuarteto de cuerda, que admiten la glosa caprichosa (los títulos son los de los lienzos):
[Winter song. Mamiko Takyanagi] |
Capricho 2 Winter song. Trinos de pájaros se diluyen entre las ráfagas discordantes de las cuerdas.
Capricho 3 Ocean. Un ondulado scherzo a la Bartók.
Capricho 4 Summer time. El registro agudo de los violines, las notas tenidas, el bullir como de moscas vivaldianas en el sopor de la tarde, que se resuelve en un remedo de tango.
Capricho 5 Sunshine. El piano puntea apenas el torbellino incesante de los arcos.
Capricho 6 Midnight. Melodías románticas que el cuarteto exhala en forma de schubertiana plegaria y que el piano comenta en clave cinematográfica.
[Fallen Leaf. Mamiko Takayangi] |
Capricho 8 Shooting star. Un aire de divertimento anglosajón lo impregna todo.
Capricho 9 Carrousel. El teclado termina envuelto en el vórtice de unos arcos que trazan arabescos expresionistas en el aire.
Capricho 10 Glitter. Entre los esbozos puntillistas del piano, hay retazos de melodía que suben desde el violonchelo y recorren espasmódicamente todo el registro sonoro del cuarteto.
Capricho 11 Sound to spring. Canto nostálgico de la cuerda que se convierte en un bisbiseo circunstancial. El piano, ágil y saltarín, termina arrastrado a la melancolía.
Capricho 12 Dance with the sound wind. ¿Es esto una danza o un aquelarre?
[Diario de Sevilla. 19-02-2011]
URI CAINE (1956): TWELVE CAPRICES
Uri Caine, piano
Cuarteto Arditti
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WINTER & WINTER 910 171-2 (Diverdi) [61'56'']
Grabación: Junio de 2009
Caine: Capricho nº7. [6'47''] Caine. Cuarteto Arditti
4 comentarios:
Hola Pablo.
Más allá de las motivaciones "cede-consumistas" que me provocan los Scherzo o Goldberg, tu blog siempre me motiva a salir de inmediato a la caza de la última recomendación.
Desconocía esta última propuesta de Caine. Para mí Caine es Winter & Winter. Caine es la re-construcción de las Goldberg, de las Diavelli... la bruma de Venecia en contraste con la música de Wagner interpretada en un café.
Las propuestas del pianista de Filadelfia nunca me han dejado indioferentes. Tanto Caine + Winter & Winter son una de las muchas razones por las que merece la pena seguir adquiriendo cedés.
Un saludo y gracias por tu propuesta.
Estuvo en Santander la semana pasada. ¿Demasiada técnica y no siempre la debida "trascendencia"? ¿Uso y abuso de una fórmula?
¿Caine? No creo. Caine es un espíritu libre y abierto a casi todo, y lo demuestra precisamente con este disco en el que se aparta considerablemente de su línea habitual, y lo hace sin dejar de ser él mismo, pues la parte del piano está construida a base de improvisaciones. No conozco mucho del Caine en territorio del jazz (un mundo que me resulta algo lejano), pero sus acercamientos a los músicos clásicos me parecen en general excelentes (no todos iguales, claro: Mahler y el Othello de Verdi me parecen magistrales; Mozart, una maravilla; y Bach y Beethoven me gustan un poco menos). Actúa aquí Caine como un auténtico vampiro: toma la esencia del original (que puede ser una melodía, un ritmo, apenas un motivo aislado) y se integra por completo en él, devolviéndolo a la vida con un cuerpo distinto, de modo que a veces el original resulta aún reconocible, pero otras solo queda el recuerdo de un tema, de una imagen, de un género, de un modelo rítmico... El único lunar grande que recuerdo de su carrera fue ese fallido espectáculo para el Festival de Granada sobre Los desastres de la guerra de Goya, en el que no funciona nada, ni musicalmente (con esa pretendida fusión con el flamenco) ni escénicamente (un caos incomprensible) ni conceptualmente, hasta el punto de que se hace verdaderamente odioso por el maniqueísmo de las ideas, la tendenciosidad del tratamiento y su dudosa dimensión ética.
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