lunes, 25 de junio de 2012

El profeta de Bach

[Philippe Herreweghe. © Michel Garnier]
Philippe Herreweghe (Gante, 1947) es uno de los mayores bachianos de la historia del sonido grabado. Por cantidad y calidad de sus registros. Aun huyendo siempre de la integralidad, se cuentan por decenas sus discos dedicados a la música del Cantor. Reincidencias incluidas. Desde que el año pasado empezara a publicar sus trabajos discográficos en un sello propio (Phi, integrado ahora en la gran factoría Outhere), el maestro belga ha vuelto sobre los motetes (un cuarto de siglo después de su mítico registro para Harmonia Mundi) y ahora lo hace sobre otro de los monumentos inmortales del compositor de Eisenach, la Misa en si menor, que Herreweghe registrara por primera vez para el sello Virgin en 1988 y por segunda para Harmonia Mundi en 1996. Se trata pues de la tercera grabación de una obra que bien puede considerarse, junto a la Pasión según san Mateo, el culmen de la producción sacra de su autor.

Desde su llegada a Leipzig en 1723, la mayor parte de la actividad compositiva de Bach se dirigió a nutrir de música para el culto luterano a las principales iglesias de la ciudad. En este contexto, sorprende la presencia de una misa católica, que incluye las cinco partes del Común (Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus y Agnus Dei). En realidad la obra no fue escrita para Leipzig y además tuvo una larga gestación. En 1733, aspirando a mejorar su situación laboral, Bach envió al elector de Sajonia Federico Augusto III Kyrie y Gloria, acompañando la música de una petición del puesto de Compositor de la corte, título que recibió solo tres años después y además de forma honorífica, por lo que el músico se tuvo que conformar con seguir en Leipzig. Hasta hace poco se pensaba que el resto de la Misa fue escrito a finales de los años 30, pero en realidad el Sanctus era anterior (1727 1724), mientras que Credo y Agnus Dei datan de los últimos años de la vida del compositor (1748-49) y están construidos en buena parte mediante el recurso a la parodia (esto es, la recomposición de música anterior).

La obra puede entenderse como un auténtico testamento bachiano, pues contiene la esencia básica de su música envuelta en una monumentalidad de enorme poder emotivo. Normal resulta la fijación de un maestro como Herreweghe, preocupado siempre por servir la más ardua complejidad contrapuntística y la mayor conmoción expresiva con la más exquisita claridad. Esta nueva versión de la Misa abunda en la evolución seguida por sus criterios interpretativos en la última década: todo es ahora más liviano y transparente. El ritmo es fluido, los tempi se aligeran, las articulaciones se han hecho más blandas y ligadas, lo que otorga a la música un carácter curvilíneo y sinuoso que la hace acaso menos incisiva. Herreweghe no renuncia en cualquier caso a su coro de tamaño medio, que da a la obra la densidad que mejor sienta a sus números más solemnes y hace de las fugas tramas cristalinas pero nunca desnudas. Quinteto solista al nivel de este tercer asalto a la inmarcesible fortaleza bachiana por parte de uno de sus grandes servidores. Porque si Bach es Dios, Herreweghe es su profeta.
[Diario de Sevilla. 26-05-2012]


JOHANN SEBASTIAN BACH (1685-1750) MISA EN SI MENOR

Dorothee Mields, soprano I
Hana Blažiková, soprano II
Damien Guillon, contratenor
Thomas Hobbs, tenor
Peter Kooij, bajo
Collegium Vocale Gent
Director: Philippe Herreweghe
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2 CD PHI LPH 004 (Diverdi) [50'45'' - 50'28'']
Grabación: Mayo de 2011


Bach: "Cum Sancto Spiritu" de la Misa en si menor. [4'03''] Collegium Vocale. Herreweghe

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