lunes, 4 de junio de 2012

Los años dorados

[Ann Hallenberg]
Un modelo de gestión cultural se termina. Barrido por la nueva realidad financiera internacional y los ajustes y reformas a ella asociados. En España se espera con ansiedad la anunciada Ley de Mecenazgo, que aún no se sabe muy bien cómo va a propiciar que las empresas ocupen el espacio dejado por las administraciones públicas. Porque el modelo de patrocinio privado también está en crisis allí donde funciona desde antiguo. Mientras, la triste realidad tiene que ver no solo con la mengua constante de actividades a causa del menor flujo de dinero, sino también con la eliminación de líneas completas de trabajo que en los últimos años habían permitido el desarrollo de programas de calidad, que se han ido (se van) al limbo, llámese Ciclo de Cámara de Cajasol (en Sevilla) o Los Siglos de Oro, un proyecto de la Fundación Caja Madrid que ha sido liquidado de raíz.

No sé si queda alguna cosa pendiente de publicación, pero es muy posible que este álbum que ofrece ahora Archiv sea el último producido gracias al proyecto de la caja madrileña, que ha sido en los últimos años esencial para la revitalización del estudio, interpretación y difusión de la música antigua española. Puede resultar paradójico que discográficamente Los Siglos de Oro se extingan con una ópera italiana escrita por un compositor napolitano y estrenada en Roma en 1711, pero es que Domenico Scarlatti es un músico casi tan español como italiano y Tolomeo e Alessandro su único dramma per música conservado completo, gracias al reciente hallazgo de su partitura en una casa de campo británica.

Hoy se relaciona a Scarlatti fundamentalmente con su soberbia producción de sonatas para tecla que escribió durante su larga estancia ibérica (con breves ausencias italianas, entre Portugal y España pasó el músico los últimos 37 años de su vida). Sin embargo, en su juventud, Scarlatti se dedicó con intensidad a la ópera: tres escritas en Nápoles entre 1703 y 1704 y trece en Roma, de 1709 a 1718. La que aquí se trae, con libreto de Carlo Sigismondo Capeci, se acoge al modelo que había impuesto su padre Alessandro: en lo argumental, trasfondo histórico en el que se desarrollan complicadas tramas políticas y sentimentales con final feliz y moralizante; en lo formal, sencillo acompañamiento orquestal (cuerdas y oboes, más una flauta esporádica), narración encomendada a los recitativos seccos, con interpolaciones reflexivas que se exponen en arias da capo de notable virtuosismo. La calidad de la música es soberbia.

Alan Curtis da sentido teatral a todo esto al frente de Il Compleso Barocco, conjunto de un nivel equiparable a la media de los buenos grupos europeos de nuestros días. Lo mejor lo pone en cualquier caso el elenco, todo femenino, que aparece dominado por una extraordinaria Ann Hallenberg en el rol de Tolomeo, muy bien secundada por una Raffaella Milanesi a la que nunca he escuchado tan equilibrada, clara y lúcida como en este papel de Alessandro. A su lado, la siempre expresiva, delicada y brillante Roberta Invernizzi y otras tres solistas de notable calidad, como Clara Ek, Theodora Baka y Mary-Ellen Nesi.
[Diario de Sevilla. 14-04-2012]


DOMENICO SCARLATTI (1685-1750): TOLOMEO E ALESSANDRO
ovvero La corona disprezzatta K 233-236
Dramma per musica en tres actos con libreto de Carlo Sigismondo Capeci

Ann Hallenberg, mezzosoprano (Tolomeo)
Raffaella Milanesi, soprano (Alessandro)
Roberta Invernizzi, soprano (Elisa)
Klara Ek, soprano (Seleuce)
Theodora Baka, mezzosoprano (Araspe)
Mary-Ellen Nesi, mezzosoprano (Dorisbe)

Il Compleso Barocco
Director: Alan Curtis
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3 CD ARCHIV 0028947640349 (Universal) [57'38'' - 54'51'' - 44'43'']
Grabación: Noviembre de 2007


D. Scarlatti: "Torna sol per un momento" de Tolomeo e Alessandro. [5'01''] Ann Hallenberg. Il Complesso Barocco. Alan Curtis.


Torna sol per un momento,
ombra cara, ad apparir.
Che se torni io son contento
con un'ombra di piacer
compensare ogni martir.

[Vuelve solo por un momento,/ sombra querida, a aparecer.// Que si vuelves me alegraré,/ con una sombra de placer,/ de compensar cada martirio.]

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