"Es justo que los artistas sean guiados por los críticos. Nunca he comprendido la susceptibilidad de los artistas ante las advertencias de los críticos. Creo que es orgullo, un orgullo mal emplazado, que displace. Mejor les iría a los artistas si veneraran a los críticos, si les escucharan con respeto; si les amaran incluso, si les invitaran a menudo a comer con la familia, entre el tío y el abuelo en la mesa. Que sigan mi ejemplo, mi buen ejemplo: la presencia de un crítico me deslumbra; su destello es tal que durante una hora no hago más que pestañear; beso la huella que dejan sus zapatillas; bebo sus palabras, en copa, por cortesía." (Erik Satie)
No hay comentarios:
Publicar un comentario