lunes, 18 de junio de 2012

Beethoven, la revolución

[Beethoven en 1804. W. J. Mähler]
Cuando W. J. Mähler lo retrató en 1804, Beethoven estaba a punto de convertirse en el mayor revolucionario que había conocido el mundo de la música, al menos desde los tiempos de Monteverdi. Nada parece indicarlo en ese retrato. Desde el lienzo nos mira un hombre aún joven, desafiante si se quiere, pero sin el gesto crispado que luego popularizaron otros retratistas (en especial Stieler, en 1820), que parecían buscar en su aspecto tenso y pasional la esencia natural del genio. Una de las grandes diferencias con los maestros del pasado nos la ofrece precisamente la gran diversidad de imágenes que nos han quedado del músico, incluidas las que se hicieron en tres dimensiones, pues en 1812 Franz Klein le sacó una mascarilla a partir de la cual se modeló y se difundió su efigie por toda Europa.

Beethoven fue el primer compositor de la historia que tuvo fans en el sentido moderno del término. Auténticos fetichistas que adoraban cada objeto que pasaba por las manos del maestro. La muerte solitaria de Mozart y su entierro en la más estricta intimidad en una fosa común contrasta con la expectación que despertó el trance final de Beethoven, a quien en el lecho de muerte llegaban presentes de media Europa, y sus exequias fúnebres, celebradas en día de luto oficial, con un cortejo que tardó más de hora y media en recorrer apenas 500 metros. En los 36 años que separan una fatalidad de la otra, el status social del compositor había dado un vuelco: el artesano al servicio del poderoso de turno se había convertido en un artista orgulloso de su independencia. Y en ese tránsito Beethoven fue la figura cardinal, el músico al que adorarían (e imitarían) todos los románticos.

En los primeros 30 años de su vida nada hacía pensar en eso. Beethoven era entonces sobre todo, aun dejando ya muestras de su talento como compositor, un destacado pianista, posiblemente el mayor improvisador al instrumento que hubiera habido nunca, pero no sería hasta después justo de ese retrato de Mähler, cuando en otoño de 1804 manda a la imprenta su 3ª Sinfonía y sobre todo, a partir de su estreno, en abril del año siguiente, cuando el propio músico se hizo consciente de que su estilo, afirmativo, viril, grandioso, subjetivo, abría la puerta a un arte nuevo. La Eroica se presenta así como auténtico parteluz de la música europea. Las fantasías suicidas del testamento de Heiligenstadt, escrito en 1802, cuando la sordera empezó a aparecérsele como un irreversible castigo divino, habían quedado atrás. El compositor tenía por delante una tarea hercúlea: enfrentarse a su destino y hacer que el mundo entero le rindiera tributo como el artista que a nadie debe pleitesía y solo atiende a la intuición de su propia fantasía artística.
[Beethoven en 1820. J. K. Stieler]

Pasados dos siglos, esa verdad se hace evidente con solo atender a la presencia de su música en nuestro mundo. Pocos legados artísticos nos han llegado con la fertilidad del beethoveniano: la riqueza de las interpretaciones ha impregnado no solo el propio espacio musical, sino que ha contaminado el mundo artístico y del pensamiento en general. Las tres fases de su carrera (la clásica, la heroica y la visionaria) han sido asimiladas a infinidad de fenómenos de todo orden, incluido el psicológico.

La presencia del ciclo sinfónico de Beethoven resulta incluso abrumadora tanto en las temporadas de concierto como en las producciones fonográficas más variopintas. Una sorpresa absoluta es la que acaba de publicar el sello Challenge, una integral sinfónica a cargo de la Orkest van het Oosten, un modesto conjunto de la ciudad holandesa de Enschede (conocido habitualmente por su nombre en inglés, The Netherlands Symphony Orchestra), y su titular, el violinista y director Jan Willem de Vriend. La orquesta holandesa se acoge a una mezcla de instrumentos antiguos y modernos, habitual ya desde los trabajos de Harnoncourt, y De Vriend apuesta por un lenguaje bien articulado, de tempi rápidos y texturas claras, logrando resultados notables en las piezas más expansivas y solares (sobre todo, , , ), aunque hay algunos momentos de decaimiento (como ese arranque de la , que luego sube en interés, o el final un poco caótico de la ). Globalmente, una visión moderna, que mide el grado de difusión de la música de Beethoven y el estupendo nivel medio de las orquestas europeas. A las sinfonías de Beethoven rindieron tributo muchos compositores románticos, entre ellos Franz Liszt, quien las transcribió para piano. Es el trabajo de Liszt sobre la y la el que ofrece Yury Martinov (Moscú, 1969) en un Érard de 1837 para el sello Zig Zag Territoires. Sonoridades leves, pero una agilidad extraordinaria muestra aquí el pianista ruso.

Sin salir del ámbito pianístico, muy esperado era el registro que Andreas Staier presenta ahora en Harmonia Mundi, que incluye las Variaciones Diabelli, esa magistral lección que Beethoven dio en 1823 a los que dudaban de su dominio de la más estricta ciencia musical, y que Staier acompaña de algunas de las miniaturas que a requerimiento de Diabelli escribieron otros maestros (entre ellos, Liszt, Schubert o Franz Xaver Mozart, el hijo del genio de Salzburgo). Con una copia de un estupendo Conrad Graf uno no sabe qué admirar más en Staier, si la cantabilidad excelsa del conjunto, la capacidad para contrastar humores y afectos o la maravilla de cada detalle de articulación. Prodigioso álbum.

Los tríos con piano de Beethoven se espacian a lo largo de toda su carrera, desde el infantil WoO 39, un Allegretto escrito a los 12 años, a las Variaciones op.121a, que fueron revisadas en 1824. Entre medias quedan las tres obras juveniles de la Op.1, la extraordinaria pareja de la Op.70 (1808) o el conocidísimo Archiduque (1811, 1815). Un total de 12 piezas ha reunido el Trío Wanderer en estos cuatro discos de Harmonia Mundi, y a cada una da su espacio, su sentido, su color y su sustancia. Una integral que aporta una mirada serena y limpia sobre el perfil más doméstico de aquel hombre acorralado por la enfermedad que un día se atrevió a agarrar al destino por el cuello.
[Diario de Sevilla. 12-05-2012]


LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827): COMPLETE SYMPHONIES
The Nederlands Symphony Orchestra
Director: Jan Willem de Vriend

CD 1
1. Sinfonía nº4 en si bemol mayor Op.60
2. Sinfonía nº6 en fa mayor Op.68 Pastoral

CD 2
1. Sinfonía nº1 en do mayor Op.21
2. Sinfonía nº5 en do menor Op.67

CD 3
1. Sinfonía nº7 en la mayor Op.92
2. Sinfonía nº8 en fa mayor Op.93

CD 4
Sinfonía nº2 en re mayor Op.36

CD 5
Sinfonía nº3 en mi bemol mayor Op.55 Heroica

CD 6
Sinfonía nº9 en re menor Op.125 Coral
[Annemarie Kremer, soprano
Wilke te Brummelstroete, alto
Marcel Reijans, tenor
Geert Smits, bajo
Consensus Vocalis]
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6 CD CHALLENGE CC72550 (Diverdi) [74'29'' - 56'19'' - 65'57'' - 34'25'' - 46'45'' - 63'14'']
Grabación: s/d © 2012


Beethoven: Allegro vivace, cuarto movimiento de la Sinfonía nº8. [7'41''] The Nederlands Symphony Orchestra. De Vriend



LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827): SYMPHONIES NOS. 6 ET 2 
en transcripciones para piano de Franz Liszt (1811-1886)
Yury Martynov, piano (Érard 1837)

1. Sinfonía nº6 en fa mayor Op.68 Pastoral
2. Sinfonía nº2 en re mayor Op.36
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ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT301 (Diverdi) [79'20'']
Grabación: Septiembre de 2011


Beethoven: Allegro ma non troppo, primer movimiento de la Sinfonía nº6 en transcricpión para piano de Liszt. [12'24''] Martynov



LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827): DIABELLI VARIATIONS
Andreas Staier, piano (Conrad Graf)

1. Anton Diabelli (1781-1858): Tema
2. Carl Czerny (1791-1857): Var.IV
3. Johann Nepomuk Hummel (1778-1837): Var.XVI
4. Friedrich Wilhelm Michael Kalkbrenner (1785-1849): Var. XVIII
5. Joseph Kerzkowsky (1791-?): Var.XX
6. Conradin Kreutzer (1780-1849): Var.XXI
7. Franz Liszt (1811-1886): Var.XXIV
8. Ignaz Moscheles (1794-1870): Var.XXVI
9. Johann Peter Pixis (1788-1874): Var.XXXI
10. Franz Xaver Wolfgang Mozart (1791-1844): Var.XXVIII
11. Franz Schubert (1797-1828): Var.XXXVIII

12. Andreas Staier: Introducción

13. Ludwig van Beethoven: Variaciones Diabelli Op.120 [33 Veränderungen über einen walzer von Anton Diabelli. Wien, 1823]
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HARMONIA MUNDI HMC 902091 [67'30'']
Grabación: Septiembre de 2010


Beethoven: Variación XXXIII (Tempo di Minuetto moderato) de las Variaciones Diabelli Op.120. [4'03''] Andreas Staier



LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827): COMPLETE PIANO TRIOS 
Trío Wanderer

Jean-Marc Phillips-Varjabédian, violín
Raphaël Pidoux, violonchelo
Vincent Coq, piano

CD 1
1. Trío con piano nº1 en mi bemol mayor Op.1 nº1
2. Trío con piano nº2 en sol mayor Op.1 nº2

CD 2
1. Trío con piano nº3 en do menor Op.1 nº3
2. Trío con piano nº4 en si bemol mayor Op.11 nº1
3. Trío con piano nº9 en mi bemol mayor Op.44 (14 variaciones sobre Ja, ich muss nich von ihr scheiden)

CD 3
1. Trío con piano nº5 en re mayor Op.70 nº1 De los espíritus
2. Trío con piano nº6 en mi bemol mayor Op.70 nº2

CD 4
1. Trío con piano nº7 en si bemol mayor Op.97 nº1 Archiduque
2. Trío con piano nº8 en sol mayor Op.121a (10 variaciones sobre Ich bin der Schneider Kakadu)
3. Trío con piano nº11 en mi bemol mayor WoO.38
4. Trío con piano nº12 en si bemol mayor WoO.39
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4 CD HARMONIA MUNDI HMC 902100.03 [58'03'' - 59'06'' - 56'41'' - 71'40'']
Grabación: Diciembre de 2010 y Septiembre de 2011


Beethoven: Largo assai ed espressivo del Trío con piano Op.70 nº1. [9'50''] Trío Wanderer

4 comentarios:

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Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

26 de agosto de 2012